Oriundo de Viña del Mar, Montenegro está de vuelta en Santa Cruz, esta vez investido como el nuevo gerente de este emblemático hotel. Desde allí, plantea las que debiesen ser las próximas estrategias del Valle de Colchagua en el plano turístico, convencido de que el trabajo en conjunto entre los distintos actores es la clave para potenciar el crecimiento de este reconocido destino mundial.
POR MATÍAS SAN MARTÍN H. | FOTOGRAFÍA CLAUDIA MATURANA N.
“He tenido la suerte y la oportunidad de regresar”, así abre la conversación Andrés Montenegro (46), ingeniero en administración de empresas con 24 años de experiencia en el rubro turístico, refiriéndose a su retorno al proyecto hotelero, donde se desempeñó entre 2000 y 2003, antes de trasladarse hasta el norte de Chile y asumir la gestión de los hoteles Terrado en Iquique y Antofagasta, por un periodo de 13 años.
Luego de esta expedición norteña, participó de la puesta en marcha del Hotel Magnolia, proyecto boutique ubicado en Santiago, galardonado en 2017 por los Premios Prix de Versailles, en la categoría de Mejor Arquitectura y Decoración dentro de la hotelería de Sudamérica y El Caribe. En su currículum además reza su paso por cadenas hoteleras de destino en Chile y en el extranjero.
A fines de 2018, Andrés concreta su vuelta a tierras colchagüinas, zona de la que se enamoró producto de su pasión por los caballos y el gusto por las tradiciones del campo, agregando que “es precisamente esa identidad campestre, lo que pretendo profundizar durante mi administración”.
Una casa de campo en el sector de Isla de Yáquil, construida en una propiedad adquirida en el año 2010, se convierte en su nuevo hogar y el de su familia, donde junto a su esposa Yinia y sus tres hijos, Macarena, Antonia y Diego, disfrutan de las costumbres criollas de la zona y de los rasgos identitarios y patrimoniales que forman parte de los ejes autoimpuestos por Hotel Santa Cruz, para potenciar las credenciales del valle como un polo turístico que trasciende fronteras, incentivando la unión entre el mundo empresarial y la comunidad local.
Usted plantea posicionar al Valle de Colchagua como un destino turístico que involucre a la comunidad y al resto de los actores de la industria. ¿En qué consiste esta propuesta?
Lo más importante, es lograr que a nivel nacional e internacional, Colchagua se reafirme como un destino de renombre, donde por ejemplo, destaquen las grandes y pequeñas viñas que decoran nuestros paisajes. Bajo esta línea, como hotel hemos considerado tener sólo vinos de Colchagua en nuestra carta y dar más espacio a la preparación de platos típicos en nuestra cocina.
Debemos estar todos en comunión, para alcanzar metas importantes, sean hoteles, hostales, viñas y la comunidad en general. A fines de 2018, acordamos una alianza estratégica con productores, dependientes de Prodesal de la Municipalidad de Chépica, para suministrarnos con sus vegetales y hortalizas. Asimismo, tenemos tantas tradiciones que rescatar y potenciar, típicas del mundo campestre, como el oficio de los talabarteros, las tejedoras de telares en lana, la gastronomía típica, entre muchas otras cosas, de manera tal de lograr concretar rutas rurales de turismo.
Queremos que Colchagua sea un atractivo potente. Por ello, también nos incorporamos a Santa Cruz Convention Bureau, asociación que reúne a destacados proyectos en hotelería, gastronomía y servicios de turismo, con la finalidad de captar turistas de negocios y que realicen sus congresos y convenciones en nuestra zona.
En un plano interno, ¿cómo el Hotel Santa Cruz Plaza contribuirá a potenciar el Valle de Colchagua?
Nuestra convicción es generar una ventaja competitiva a partir de un buen servicio, el que nos dará un valor agregado, que está únicamente relacionado al recurso humano que posee cada hotel. Nuestros colaboradores deben sentirse dichosos de servir con excelencia. Don Carlos Cardoen, se ha caracterizado toda su vida por su gran capacidad de emprendimiento, imprimiendo el sello de excelencia en todos sus proyectos, principalmente en la calidad del servicio. Este sello también lo ha traspasado a su hijo Diego, gerente general de nuestro Hotel, quien mantiene la esencia del desarrollo creativo permanente y nos compromete a reforzar a diario nuestra capacidad de hacer cosas.
En ese sentido, estamos enfocados en capacitar de manera constante a nuestra gente para que se empapen de la experiencia que ofrece Colchagua, que conozcan hasta el más mínimo detalle de los elementos y panoramas que aquí se ofrecen.
Pensando en los próximos desafíos, ¿qué le falta a esta zona por perfeccionar en términos del turismo?
Principalmente nos falta una estandarización en los productos y en las diferentes propuestas que disponemos. El objetivo es lograr que la oferta de alojamiento y restaurantes sea, en lo posible, con sello similar, vale decir, que nuestros visitantes vivan una experiencia con altos índices de servicio en cualquiera de las propuestas de Colchagua. ¿Qué logramos con esto?, identificarnos como destino con servicio de excelencia. ¿Cómo lo hacemos?, capacitando a nuestros colaboradores y fortaleciendo competencias duras, idioma, técnicas de servicio, etc.
Por otro lado, existe cierto déficit en el factor tecnológico de la hotelería, principalmente dado por una inestable conexión a internet. Es la “piedra en el zapato” de todos los hoteles del sector.
Estas situaciones dan sentido al Convention Bureau, pues nos permiten conversar y evaluar soluciones que beneficien a todos los involucrados en el rubro, y en definitiva, prepararnos de mejor manera para desafíos de mayor envergadura y exigencia, como el IV Congreso Mundial de Enoturismo 2019, en el mes de Diciembre.
¿Por qué enfocarse en las tradiciones del mundo campestre?
Nuestra tierra se identifica con la producción de vino, por ende, el turista extranjero quiere conocer el mundo vitivinícola y, por lógica, preparamos visitas por algunas viñas emblemáticas.
Ahora, a mi modo de ver, también existen otras diferentes y extraordinarias actividades que fomentar y dar a conocer, como ejemplo, hemos logrado activar nuevos atractivos turísticos junto a RutaCruz, la ruta de la Miel en Nancagua, el trekking Glaciar Universidad y una muestra campestre en rienda y doma racional.
En definitiva, queremos fomentar, junto con nuestras viñas y sus vinos, la identidad huasa y la base de la gastronomía típica chilena, pues muchas veces nuestros turistas quieren sólo comida tradicional. El ideal es que un turista extranjero, diga: “me comí una tortilla de rescoldo típica chilena, en un lugar que desbordaba la cultura de aquel país”.