Su llegada a la reconocida bodega del Valle de Colchagua se concretó en agosto de 2018, con el objetivo de reencantar con una nueva propuesta turística familiar al público de la provincia, de cordillera a mar. Descuentos especiales para los colchagüinos y alianzas con pequeños productores serán la estrategia para concretar este acercamiento, además de apostar por la unión de los actores de la industria para el aumento del turismo MICE.
Por Matías San Martín H. | Fotografía Claudia Maturana N..
El desarrollo del turismo interno representa múltiples beneficios para una región, pues permite a sus habitantes empoderarse de sus tradiciones y costumbres, transformándolos en activos embajadores de su tierra. Esta relación fundada en el orgullo de aquello que nos pertenece, es parte de lo que Martín García pretende incentivar durante su gestión para acercar la Viña Santa Cruz a los colchagüinos.
García es oriundo de Santiago, pero con raíces familiares en Colchagua, y chef con mención en administración de empresas egresado del Instituto de Artes Culinarias y Servicios, Culinary. Profesionalmente se inició en D&S –ahora Walmart– como product manager y luego estuvo a cargo de las operaciones de varios restaurantes de la capital. Su currículum también indica que fue profesor del Duoc UC en la carrera de Gastronomía y responsable del área Hospitality de Viñedos Veramonte, su primer puesto en el mundo vitivinícola.
La experiencia que García adquirió en el Valle de Casablanca fue determinante para llegar a la Viña Santa Cruz, sitial desde donde nos presenta la renovada propuesta turística que han implementado para reconquistar Colchagua, mientras disfrutamos de un maravilloso atardecer de agosto con vista hacia los cerros del sector de Nerquihue.
¿Qué objetivo le planteó concretar Emilio Cardoen en su incorporación?
Debido a que la parte administrativa de la viña se desligó del hotel para ser manejada en un 100% de forma autónoma; y se necesitaba dar un nuevo aire a los productos y servicios asociados a gastronomía, turismo y entretención; la solicitud fue continuar el trabajo y conectarla con nuestra comunidad, al mismo tiempo de mantenerla vigente como un destino 100% familiar y parada obligada en una visita a Colchagua.
A raíz de esto, ¿qué estrategias analiza aplicar para cumplir lo encomendado?
Lo principal es acercar la viña a la gente de Colchagua. El cariño parte por casa, por lo que mi misión es democratizarla. Estamos vinculando nuestra oferta que nos hace únicos y diferentes, en la que destaca el teleférico y el Museo del Automóvil, y que se amplió con una granja educativa gratuita para quienes visitan nuestros museos y, próximamente, contaremos con el Museo del Vino. Con esto quiero derribar el mito de que las viñas son caras o para especialistas. Nuestros servicios están diseñados para todos. Por ello, simplificamos el discurso técnico de la producción de vino, para que cuando nuestros visitantes pasen por la bodega entiendan el proceso de manera lúdica y eficaz. Aquí no se viene a una clase de vino; se vienen a disfrutar, pasarlo bien y conocer.
¿A qué se refiere con “democratizar”?
Me refiero a potenciar los productos de la viña que nos diferencian del resto de la oferta y que estos sean accesibles a todos, principalmente para el público local. Nuestros panoramas no son sólo pre-armados, sino que también los visitantes pueden armar su propia experiencia. La prioridad la tiene ellos para elegir los tours de manera individual o colectiva. Esto también se aplica en la degustación, abriendo nuestra tienda para probar vinos por copas. El público de Colchagua tiene beneficios de lunes a jueves, como 2×1 en tours y descuentos en el restaurante. Y si un colchagüino recibe visitas de otras partes, sólo las visitas pagan.
En esta apertura hacia el público local, ¿se plantean como un panorama familiar?
Somos un panorama 100% familiar. Papás y mamás pueden venir sin problema, porque sus hijos lo van a pasar muy bien. Estamos calificados para recibir niños. Por ejemplo, las salas de degustaciones cuentan con rincones de entretención, para que mientras un papá o una mamá está probando vinos, los más pequeños se estén divirtiendo con juegos que tenemos para ellos. Asimismo, en los tours con degustación les damos a probar jugo de uva, nuestro Chamancito, para que sientan que son incorporados en las dinámicas de los adultos, tenemos el teleférico que encanta a los niños y nuestra granja que está pensada para ellos, incluso hemos desarrollado promociones y programas especiales para colegios y grupos.
“Democratizar la viña es potenciar los productos de la viña que nos diferencian del resto de la oferta y que estos sean accesibles a todos, principalmente para el público local”.
¿Qué actividades podremos disfrutar en la viña?
Desde mayo estamos realizando un trekking por nuestros viñedos y cerros, lo seguiremos haciendo todos los últimos sábados de cada mes. El domingo 18 de mayo fue nuestra primera edición y participaron 45 personas de todas las edades. Asimismo, seguiremos siendo sede para los opens de ciclismo, como el Gran Fondo Ruta del Vino by Viña Santa Cruz, evento deportivo que ya tiene lista su temporada para el 19 de enero 2020. En la edición pasada de enero de 2019, asistieron 120 corredores y estamos apostado a doblar la cantidad de ciclistas.
¿La cultura será protagonista en esta “renovación”?
¡Por supuesto! Partimos en agosto con la presencia de productores, artesanos y artistas locales que exhiben sus creaciones y espectáculos, esto se repetirá todos los terceros sábados de cada mes (al menos). Hemos tratado de acercar la música: tuvimos nuestra celebración de la floración con un tributo a Pink Floyd en el cerro Chamán y en Semana Santa hicimos un concierto de jazz, blues y bossa nova a un costado de la bodega. Para noviembre estará el Chamán Fest, con el que pretendemos traer bandas amigas invitadas y una o dos de renombre. Duraría todo el día e invitaremos a emprendedores con foodtruck’s y también a los productores y artesanos como Cerveza Lolol o la señora “Juanita”, queremos involucrarlos a todos, los que ya han trabajado con nosotros y los que se quieran sumar.
Además de enfocarse por re-encantar a este público, en Colchagua se está apostando por el turismo MICE, ¿cómo analizan ustedes este escenario?
Nos interesa realizar un trabajo de valle. La consigna es estar todos los actores del turismo unidos para que el destino se venda como tal, con todos los actores involucrados. Nuestra mayor experiencia este año de turismo MICE fue el congreso americano de la empresa de maquinaria JCB, que reunió a 120 vendedores durante cuatro días de capacitación en el valle. Me gustaría, además, que hubiese una integración entre las viñas, para esto hemos comenzados acercamientos con varios viñedos, realizando visitas FAM cruzadas, para tener el conocimiento cabal y así recomendarnos de acuerdo a los requerimientos del visitante y no sólo aconsejar la que a cada uno le agrada, siempre poniendo la necesidad del visitante al frente.
¿El servicio en Colchagua está a la altura de una exigencia tal?
El nivel del servicio aquí es muy bueno, pero se puede mejorar. Por esto, partimos por casa realizando capacitaciones constantes a nuestros colaboradores, para que estén calificados para eventos de gran convocatoria y para grupos especializados o nuevos en esto. Nuestros enólogo y jefe de campo siempre están capacitando al equipo. También contamos con una sommelier que hace capacitaciones al personal del restaurante y turismo sobre el servicio del vino. Nos estamos preocupando de todos los detalles en cada una de las cosas que hacemos, que el servicio sea impecable pero cercano. En el fondo queremos que todo comunique lo profesional que somos en lo que hacemos y la estandarización del servicio es fundamental en esto.