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TIENDA PRANA: ARTE QUE SANA

Los triángulos del logo de esta nueva marca representan el agua y el fuego, lo femenino y lo masculino; un equilibrio armónico que Ilsa Boza busca en la vida y también en cada una de las creaciones que exhibe en su local. Piezas en su mayoría únicas, hechas a mano y con amor, que invitan a palpar la riqueza de la artesanía regional.

POR MELISSA QUIROGA | FOTOGRAFÍA CLAUDIA MATURANA N.

En el sánscrito, lengua clásica de la India, prana es energía vital; la respiración, el sentido de vida que está en lo que vemos, olemos, palpamos, sentimos. Mágica y trascendente conexión entre nosotros y el universo, es la esencia que su dueña quiere imprimirle a su tienda, ubicada en el centro de Santa Cruz, en calle Claudio Cancino 62.

Esta joven santacruzana de 29 años, enfermera de profesión y orfebre por pasión, comenzó tímidamente diseñando y creando joyas en plata y piedras naturales. Así, desde hace seis meses decidió abrir Prana, tienda que surge de la necesidad de encontrar equilibrio en los distintos aspectos de la vida y cuyo fin es entregar armonía, innovación, calidad y soluciones, cuidando siempre que sus productos tengan el menor impacto ambiental posible.

“PRANA ES LOCAL, ES UN MONTÓN DE PERSONAS QUE TIENEN SUEÑOS Y QUE HACEN ARTE CON SUS MANOS, ARTE-SANO, UN ARTE QUE CURA, QUE SANA. ESO SOMOS, Y MUCHO MÁS”, EXPLICA SU DUEÑA.

“Trato de que la tienda sea una experiencia rica, agradable, que las personas sientan un buen aroma, un diseño armonioso, plantas naturales, el sonido de las fuentes de agua y las creaciones de artesanos locales, apelando a la nostalgia del pasado en que todo era hecho a mano”, explica Ilsa.

Pero lo suyo no son sólo las joyas. La pintura al óleo también forma parte de su talento, el que ha repartido por viñas pintando en vivo sobre barricas y que ahora despliega en sus ya famosas bandejas de mimbre, con diseños propios y reproducciones de artistas chilenos.

En Prana, además, se comercializan los trabajos de alrededor de 25 artesanos de la zona, lo que enorgullece sobremanera a Ilsa, quien valora y agradece la confianza que cada artista ha puesto en su proyecto. Asimismo, la tienda se plantea como un espacio para la valoración de técnicas y oficios arraigados en nuestro imaginario cultural, los que poco a poco desaparecen, pero que, sin embargo, en Prana han encontrado una vitrina y –por qué no– una esperanza de proyectarse, permanecer y salvaguardar la memoria.

Entre estos, destacan murales en fierro, trabajos en fieltro y mimbre, lanas, tablas de maderas nativas, cerámicas, muñecas country y hadas, juguetes de madera, joyas hechas con la técnica de filigrana, plantas, árboles nativos, trabajos en PVC, terrarios y un sinfín de maravillas con un denominador común: cada producto es a pulso. “Muchos son piezas únicas, por ejemplo la cerámica grez, que es pesada y gruesa, se trabaja a altas temperaturas casi sin saber de qué color se va a tornar, por eso son irrepetibles”, cuenta su dueña, quien nos invita a conocer más novedades de su proyecto en Instagram: Prana tiendas, Facebook: Prana Joyerías, www.pranatiendas.cl

Las pulseras en botellitas, propias de Ilsa, son uno de sus objetos estrella. “La idea surgió en una de las vendimias, donde hice una colección con piedras semipreciosas en tonos violetas, verdes, aplicaciones de peltre, racimos de uva, copas de vino, y causó furor. Pensé que podrían ir encorchadas en una botella y resultó precioso”, destaca orgullosa.

La tienda cuenta, del mismo modo, con piezas traídas de otras latitudes, como los tejidos en alpaca de Perú, mochilas en telar inca de todos los tamaños y artesanías en piedras semipreciosas de Brasil.

Pero ella no se queda ahí. Esa energía que traspasa en su forma de ser, y que confiesa viene de su padre –fallecido hace dos años–, la plasma en sus creaciones: “Él era un hombre querendón, sencillo, humilde, comprometido, generoso y agradecido de la vida. Siempre trato de recordar sus cualidades para poder imitarlas, proyectarlas hacia los demás”, afirma.

COMERCIO JUSTO Y ECO-AMIGABLE

Los precios aquí van desde los $500 pesos en adelante, enfocados en un comercio justo. Por ejemplo, “por $6.000 pesos te puedes llevar un bonito regalo”, enfatiza la joven, quien nos muestra creaciones que son verdaderas obras de arte como los murales de fierro “totalmente hechos a mano, bellísimos y a un precio que valoriza el gran trabajo que hay detrás de cada pieza”.

A esta conciencia de resignificar el trabajo de los artesanos y ponerlo al alcance de todos, se suma la gran preocupación de Ilsa por el medioambiente, velando porque Prana tenga un bajo impacto ecológico y que gran parte de los materiales usados en sus productos sean reciclados, incluso sus etiquetas, las que se fabrican de cartón reutilizado y se imprimen con láser.

“Prana es local, es energía vital, es un montón de personas que tienen sueños y que hacen arte con sus manos, arte–sano, un arte que cura, un arte que sana. Eso somos, y mucho más”, concluye.

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