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Noziglia family wines: Una aventura imparable

 

Con los años se puede ir descubriendo un sinfín de vinos exquisitos, y dentro de ellos hay algunos que se pulen discretamente y que, al momento de descorcharlos, se convierten en una sorpresa y descubrimiento que podemos reconocer como “vinazos”. Quien los hace tiene una historia. Para este caso nos referimos a Francesca Noziglia, enóloga, quien además presenta su proyecto familiar.

POR ÁLVARO TELLO

 

La raíz de lo señalado tiene una base bien fundamentada. Años atrás, reunidos en viña Casa Donoso, Talca, se realizó una degustación con varios enólogos de la zona, quienes presentaron sus vinos. En aquella oportunidad asomó uno en particular, de petit verdot, que luego acompañamos con carnes. Las copas fueron repitiéndose una y otra vez pudiendo conocer a la autora del inesperado vino, Francesca Noziglia.

UNA VIDA POR EL VINO

Todo comienza con Luis Noziglia, por 30 años gerente de exporta­ciones de diversas bodegas chi­lenas. Cuenta la historia que, de niña, Francesca lo acompañaba a la viña, llegando a recorrer el mundo, y de esta forma “él me fue enseñando todo lo que sé con respecto al vino, a elaborarlo, comercializarlo y hasta hacer el servicio. Despertó este gustito en mí”. Hecho que la lleva a es­tudiar agronomía, especializán­dose en enología. De esta forma llegó a trabajar con productores de todas las dimensiones y, en especial, estos últimos años, en La Viña del Señor, propiedad de Juan Moure, Melipilla, valle del Maipo, donde comienza a pro­yectar sus vinos familiares.

Se dedicó a elaborar distintas mezclas de cabernet sauvignon, malbec, syrah, carmenere y petit verdot, estudiando cómo se comportaba cada variedad y calculando los porcentajes por añada. La tentación del vino propio estaba ahí, lista y dispuesta. No fue hasta 2020, cuando Francesca y su hermano Felipe Noziglia, deciden coronar a su padre y, que en la mesa, se deberían descorchar vinos de la familia, disfrutar con amigos y con el apellido en las etiquetas.

En acción, el mismo año nace Icarus, un blend 50% de cabernet sauvignon y 50% de malbec, pero, tratados con una delicadeza única, porque se mantienen reposando tres años en barrica de roble francés y un año adicional de reposo en botella. Cuatro años guarda, algo insólito y que agradecemos por estos días. Lanzado en 2024, participó en el concurso Catador Wine Awards, donde obtuvo Gran Medalla de Oro y el reconocimiento al Mejor Vino Emprendedor.

Los vinos de Noziglia Family Wines son de una redondez y amabilidad en boca que sólo el tiempo de guarda o espera pueden brindar. Es el sello de Francesca y familia. Es cosa de probar Fulmine 2017, un cabernet sauvignon y petit verdot que van en igual proporción. Y aplausos para Noziglia Gran Reserva 2018, una mezcla de un 50% carme­nere, 20% de cabernet sauvignon, 10% malbec, y 10% Syrah y 10% Petit Verdot. A mayor altura se encuentra Noziglia Premium Selection 2020, con 40% de ca­bernet sauvignon, 40% malbec y un 20% de syrah.

Creemos que, si hay algo bien instalado en la mesa familiar de los fines de semana, son los vinos cuya elegancia descansa en su amabilidad en boca, con algo de seriedad, y las tiernas lo­curas que provoca el beberlos. Y los mejores encendedores para esos momentos, vienen a ser como estos vinos.

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