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Evelyn Matthei Fornet: El arte de la política

En el marco de la telúrica realidad chilena, la actual alcaldesa de la comuna de Providencia, destaca como un personaje ineludible a la hora de cartografiar la historia política del último tiempo. Una personalidad a veces polémica, a veces conciliadora, pero siempre presente en el debate postdictadura y que se visibiliza como la “carta presidencial” más expectante de las derechas nacionales. Con ella dialogamos una fría tarde capitalina y conocemos las múltiples facetas de una mujer habituada a las complejidades del poder.

POR PATRICIO ESPINOZA H. | FOTOGRAFÍA CLAUDIA MATURANA N.

La conversación surge ágilmente en el contexto de un frío mayo. Evelyn Matthei (1953) nos recibe con la visible disposición de una mujer enfrentada permanentemente al escrutinio público. Junto a su equipo, recorremos las dependencias del Palacio Falabella, cuya arquitectura renacentista del siglo XV data de 1930, y actualmente oficia como sede de la Municipalidad de Providencia. En este espacio declarado Monumento Histórico conversamos del aquí, del ahora y del futuro de esta reconocida “dama de hierro” del establishment político nacional, cuya prolífica carrera y característico temperamento la han situado por décadas como un referente de la escena pública y de su sector.

A propósito de “cartas”, de acuerdo con el Tarot, el signo Escorpión –su signo–, está representado por la carta de “La Muerte”. Más allá de las resonancias un poco oscuras, esta carta estaría relacionada con el renacimiento, el resurgimiento (como el Ave Fénix), con la necesidad de purificación y la necesidad de evolucionar en su propio espacio. Escorpio, además, se destacaría por la pasión y la escasez de temer. ¿Hay algo de eso en la personalidad de Evelyn Matthei?

Yo creo que precisamente una de mis características ha sido estar en una permanente revisión y evolución de acuerdo a cómo va avanzando el país, soy de mucho análisis. Todo avanza a un ritmo tan acelerado que hay que estar a tono con los tiempos, porque los problemas y prioridades de la gente van cambiando, las necesidades de la gente hoy son distintas a las de hace cinco años. Y como buena Escorpión, soy muy apasionada, eso significa que tengo convicciones en lo que hago y que cuando quiero lograr algo me empeño con mucha fuerza para que resulte. Así que sí, hay harto de Escorpión en lo que soy.

Podría relatarnos algunos antecedentes de su infancia. La influencia de la vida militar en su crianza y en el estilo familiar, por ejemplo.

Yo nací en Ñuñoa. Pero, al poco tiempo, debido al trabajo de mi padre, me trasladé al Norte Grande, donde crecí rodeada de cerros y de una increíble vista al mar. Estuvimos viviendo en lo que hoy día es Alto Hospicio y ahí no había nada más que la base. Luego viví tres años en la base Cerro Moreno de Antofagasta, que estaba muy lejos de la ciudad, pero rodeada de cerros y sin la infaltable vista al mar. Ahí cursé primero básico en la escuelita pública de la base aérea. Y me pasa que cada vez que voy al Norte, me vienen demasiados recuerdos de cuando era niña. Y debe ser por eso que me encanta ir al norte y disfruto tanto cada vez que estoy ahí.

Luego del Norte Grande nos vinimos a Santiago, a la comuna de El Bosque, donde mi papá trabajaba, que era en la Escuela de Aviación del Capitán Manuel Ávalos Prado, y desde esa comuna –junto a mis hermanos– teníamos que cruzar casi todo Santiago para llegar al Colegio Alemán. En esos años me tocó ver todos los días la precariedad en que vivía mucha gente, muchos de ellos viviendo bajo carpas hechas de plástico, sin luz, sin agua, en fin. Era una realidad que dolía mucho y siento que me marcó profundamente y seguramente fue lo que me marcó en los años posteriores.

UNA LARGA HERENCIA FAMILIAR

Siendo hija de Elda Fornet Fernández, de ascendencia española, y de Fernando Matthei Aubel, de ascendencia alemana, reconoce estos influjos en el desarrollo de su personalidad y del modo de enfrentar la vida y sus circunstancias.

Mi mamá era una mujer muy cariñosa y preocupada por nosotros. Ella nos enseñó a amar la música, las plantas, la vida. Era muy exigente, con las notas y con los amigos. En tanto mi papá, fue un padre extraordinario. Lo pasamos muy bien con él, fue un papá maravilloso que nos enseñó a gozar la vida, a tener alegrías, a no tener rencores, a trabajar muy duro, a decir lo que se piensa, a gozar del arte, de la naturaleza y de todo lo lindo. Tuvimos un papá y una mamá increíbles.

Cómo describiría la experiencia de ser hija de una figura trascendente para la historia de Chile como lo es su padre, Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar entre 1978 y 1990, y comandante en jefe de la Fuerza Aérea entre 1978 y 1991. Al respecto, ¿usted habla de dictadura cívico-militar o gobierno militar refiriéndose al gobierno de Augusto Pinochet?

Mi papá era un demócrata y de mucha convicción y, en ese sentido, dio señales públicas muy nítidas. La noche del Plebiscito del 88’, en medio de un clima de máxima tensión, mi padre fue el primero en reconocer el triunfo del No, pese a todos los costos que ello podría implicar. Por esa misma razón algunos salieron a criticarlo. Y lo mismo ocurrió cuando reconoció que por lealtad votó que Sí, pero que en su fuero interno quería que ganara el No, porque sentía que el país estaba preparado y debía retornar la democracia. Entonces fueron esas convicciones demócratas las que me dejó mi padre, de quien me siento muy orgullosa.

Respecto del general Pinochet, yo ya he señalado que lamento mucho y me duele que no haya hecho ningún gesto de condena a lo ocurrido y que no haya dado la cara en el tema de los Derechos Humanos.

Su familia nuclear (esposo e hijos) siempre se ha mantenido relativamente alejada del mundo de la política y la prensa, ¿hay alguna razón especial para ello?

Ellos han sido muy respetuosos con mis actuaciones en política y de los cargos que me ha tocado ejercer y, al mismo tiempo, yo también he sido respetuosa en lo que cada uno de ellos hace. Y me pasa también que la que está en política soy yo y no ellos; y, por lo tanto, creo que es muy importante marcar esa diferencia porque ya es un costo que la mamá o la esposa tenga este nivel de actividad como para que, además, uno tenga que involucrarlos en todo lo que uno dice o hace. Creo que en eso hemos sido muy independientes y respetuosos entre todos.

EL PIANO, EL RIGOR Y LONDRES

En otro ámbito, usted siempre ha declarado una profunda pasión por el piano, instrumento que estudió incluso en Inglaterra. ¿Cómo fue este acercamiento a la música?

Yo quería dedicarme al piano, me encanta. Estudié 12 años en un conservatorio y mi gran anhelo en ese entonces era convertirme en una pianista profesional, pero con el tiempo me di cuenta que sólo lo tenía que tomar como un hobbie. No era lo «suficientemente buena» para poder cumplirlo. Comencé a estudiar piano a los siete años. Una de mis profesoras fue Ruth Nye, una discípula del maestro Claudio Arrau y que por casi tres años me enseñó en Londres. Después de casi 15 años de estudio, fue en una casa en Hyde Park donde se cerró ese capítulo sin lágrimas y sin remordimiento. La reconocida pianista Elena Waiss Band fue otra de sus profesoras.

¿Qué recuerdos guarda de su vida universitaria como estudiante del Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile? En concreto, ¿podría referirse al caso del robo del portafolio que le impidió titularse finalmente?

Bueno, fue ahí donde conocí a Jorge, mi marido. Él fue mi profesor en el último año, así que tengo muy buenos recuerdos también por eso. ¿El robo del portafolio? Un momento familiar bastante difícil.
Corría el año 1979 y yo ya había egresado de Ingeniería Comercial de la UC como la mejor egresada y con el examen de grado aprobado. Sólo me faltaba la presentación de la Memoria. En esa época estábamos trabajando con Jorge en Estados Unidos, y en un viaje nos robaron la maleta donde venía la Memoria del Doctorado que Jorge estaba estudiando, y mi Memoria de Ingeniería Comercial. Fue un momento muy duro, y por esa “casualidad del destino”, no me pude titular de Ingeniera Comercial y quedé como Licenciada en Economía.

Luego viene su estancia académica y laboral en Reino Unido. Seguramente hay experiencias y recuerdos imborrables de esa travesía por el viejo mundo.

Siempre lo he dicho: Londres es mi ciudad favorita. Los años que viví ahí fueron únicos, no sólo porque estudiaba lo que soñaba, que era piano, sino porque la ciudad en sí, con sus tradiciones, modernidad y belleza, la hacían única. En lo laboral, combinaba las extensas jornadas de clases de piano con el trabajo de traductora en la Embajada de Chile en Inglaterra. Los dos años que viví en Londres los recuerdo con mucho cariño, ya que me permitieron conocer la realidad de un país desarrollado, aprender de su cultura, tradiciones y, sobre todo, la pulcritud del estilo inglés.

LA GRAN SINFONÍA POLÍTICA NACIONAL

Cómo describiría el momento actual de la política chilena. ¿Observa diferencias importantes respecto de la siempre controversial e incombustible “política de la transición”?

Estamos en un momento súper complicado porque con el actual sistema político es cada vez más difícil establecer conversaciones y llegar a acuerdos como sucedía antes. Yo participé de un parlamento donde las cosas se debatían, donde era natural conversar y que nadie te apuntara con el dedo, donde todos finalmente lográbamos dejar de lado las banderas políticas y avanzar en temas claves si eran en beneficio del país y de los más necesitados. Por eso, considero relevante hacer cambios en ese sentido y evitar tanta fragmentación política que finalmente lleva a tomar malas decisiones o que representan sólo a unos pocos. En ese sentido, creo que estamos en un momento en que podemos hacer esos cambios, creo que la realidad se ha impuesto y yo espero que los partidos de todos los sectores puedan sentarse a realizar las modificaciones que se requieren.

Hablemos de Chile. Su mirada de este país en 50 años más. A su juicio, ¿cuáles serían las transformaciones de fondo que requiere nuestro país para responder a las necesidades y urgencias que demanda un mundo en constante cambio?

Hay muchos desafíos y urgencias, hay temas aún pendientes y que la gente espera una respuesta rápida como en salud, educación, enseguridadciudadana,vivienda, en migración, en fin. Difícil saber cómo estará el país en 50 años más, pero al menos yo espero que el país en el corto plazo tenga una economía que vuelva a ser un ejemplo para la región; un Chile de entendimiento, donde se pueden llegar a acuerdos por el bien del país, donde haya más seguridad, la gente disfrute y pueda ir donde quiera sin tener que preocuparse de que lo asalten, le hagan un portonazo o una encerrona. También creo que debe haber una educación de calidad, una mejor protección social, mayor inclusión de las mujeres al mundo laboral y cargos de responsabilidad. En fin, creo que tenemos tantas tareas que tenemos que resolver hoy que es difícil proyectar soluciones a 50 años más.

Y, en este contexto, cuál sería el papel fundamental de Evelyn Matthei como eventual presidenta de Chile. Si pudiera describir una suerte de “sello” de un posible gobierno del sector al que representa.

Avanzar en más seguridad, mejor educación y viviendas de calidad.

Un fenómeno importante a nivel regional y mundial es la emergencia de liderazgos muy al límite (o definitivamente en el centro) del autoritarismo. ¿Cómo observa la arremetida de la derecha liberal en Latinoamérica? ¿Le acomodan figuras tales como las de Bukele y Milei? ¿Serían sus aliados en su eventual gobierno?

A mí, personalmente, no me agrada cuando un presidente llega con las fuerzas policiales y las fuerzas militares al Congreso a exigir más plata. Tengo la impresión de que Bukele está en el margen de salirse de la democracia. Chile no está exento del peligro de un demagogo así. El problema es que en momentos de crisis se corre el riesgo de que surjan liderazgos como ese. Por eso es tan importante que las fuerzas políticas se pongan a trabajar en estos temas, porque si no, vamos a tener aquí una persona dispuesta a saltarse el Congreso, a sacar personas de la Corte Suprema, en fin.

En Chile, el 62% está dispuesto a que le quiten libertades con tal de luchar en contra de la delincuencia, entonces estamos con un peligro de caer ante un populismo, de un demagogo, a la vuelta de la esquina.
Bukele está haciendo algo que está descrito en otros lugares, por ejemplo, cuando se limpió Nueva York, yo conozco bien la forma en que lo han hecho con este plan de Tolerancia Cero, yo soy más bien de esas fórmulas. Aquí no tienes que saltarse pasos porque, si no, se deslegitima y en todo plan de esta naturaleza se requiere el apoyo de todos los sectores y dentro del marco legal.

Desde la perspectiva de Evelyn Matthei ¿hay un papel fundamental de la mujer en la política y la vida social?, ¿tiene alguna opinión sobre los feminismos y sus luchas reivindicativas?

Si usted me pregunta si soy feminista, efectivamente lo soy. Es que, si usted pregunta, se dará cuenta de que las mujeres siguen haciendo tareas en las que ellos –los hombres– no colaboran y que, si no las hacen ellas, nadie las hace. Es bien terrible porque yo creo que habíamos avanzando, pero en los últimos años siento que ha habido un estancamiento. Hoy, las mujeres siguen teniendo dos trabajos, uno en la casa y otro fuera de ella, algo que en el caso de los hombres no sucede. Entonces, si usted me pregunta si yo soy feminista y quiero que estos temas se vayan resolviendo y que ellos participen más en las labores de la casa y el cuidado y educación de los hijos, por cierto, que estoy de acuerdo. No tengo duda que aquellas mujeres que están en posiciones privilegiadas, en cargos y se desenvuelven con mayor libertad o están solas, es porque precisamente cuentan con el apoyo de un esposo apañador. Yo tengo la suerte de contar con un marido que siempre me ha ayudado en todo.

Esposa, madre, docente universitaria, ejecutiva de empresas, diputada, senadora, ministra del Trabajo, candidata presidencial, alcaldesa. ¿Alguno de estos espacios es el universo “cómodo” de Evelyn Matthei, su profunda zona de confort”?

En cada uno de esos espacios me he sentido muy cómoda. Tengo hijos que desde hace mucho rato ya no viven conmigo, pero somos muy unidos, pese a que viven fuera del país. Cada vez que puedo o que ellos pueden, nos visitamos y aprovechamos de regalonearnos. Mi marido es mi principal apoyo. Y debo reconocer que en cada uno de los espacios en que me ha tocado trabajar, ya sea en el Parlamento, en el servicio público o acá en la Municipalidad de Providencia, he disfrutado cada minuto, han sido un tremendo aprendizaje, y en particular la alcaldía ha sido una mis mayores satisfacciones. La verdad es que lo he pasado increíble porque te permite gestionar directamente las soluciones a la gente.

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