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VALE CAMILA: ESCUCHANDO UN DIARIO DE VIDA

La fuerza de un sofisticado rock, impulsa a esta talentosa cantautora radicada en Pichilemu en la misión autoimpuesta de abrir espacios culturales a las mujeres y las disidencias, posición que la ha llevado a ser reconocida como una destacada voz de la música contemporánea regional en importantes escenarios del país.

POR JUAN RAMÓN OLGUÍN | FOTOGRAFÍA ARCHIVO PERSONAL ENTREVISTADA

 

Alos cinco años de edad, emigró a Santiago y se conectó con alegría a la música, gracias a su abuelo. Él, como músico amateur, compartió esa faceta con su entorno familiar. Vale Camila reforzó su proximidad a las armonías, al estudiar en un colegio con enfoque Waldorf.

La cantautora nacida en Antofagasta, ha creado sonidos propios, que la han transformado en una reconocida figura de la escena musical. Tras egresar de arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, vivió durante cuatro años en Berlín, Alemania. Retornó a Santiago y experimentó un choque cultural y emocional. Entonces eligió Pichilemu como su hogar, comuna que ofrece un nutrido circuito de escenarios para la música. Desde esa ciudad, sustenta las bases del proyecto que la ha llevado a grandes escenarios junto a su banda.

Vale Camila cree en la asociatividad y por ello colabora con Pichilemu Arte Libre y la Organización de Músicos Independientes de Pichilemu. Las instancias han permitido proyectar la gestión cultural, trabajando por la profesionalización del quehacer musical, tomando en cuenta la formación de audiencias, la participación ciudadana y la educación artística, facilitando escenarios y espacios para la cultura.

MELODÍAS Y EMOCIONES

La artista explica que su obra “es un diario de vida, a veces feliz y otras melancólico. Mi música está conectada a mis emociones, mezclando reflejos de personas que han sido importantes en mi vida”. Agrega que el territorio también influye, “ya que Pichilemu ha inducido cambios en la propuesta, dando como resultado una versión más definida, de una banda ligada al rock”.

Respecto de su proceso creativo, indica que “mis canciones comienzan cuando entran las notas. Luego escribo algo, generalmente poético. Las melodías tienen sus propias emociones, sucede cuando sucede. A veces, los procesos pueden durar meses y, en ocasiones, un día”. La versatilidad en las presentaciones de Vale Camila, han sido muy valoradas por el público, generando una base de fans que la siguen fielmente. Ella ha subido a todos los escenarios locales y a fines del año 2022, realizó un concierto en el reconocido SurfBeats Festival, que incluyó bandas chilenas e internacionales. Tras ese show y confirmando su éxito, se presentó en a Sala SCD de Santiago, espacio insigne para los músicos de nuestro país.

Sobre el trayecto que la llevó hasta ahí, afirma que “la vida me trajo oportunidades en el colegio y la universidad. Tuve mis primeras bandas, luego fui a Alemania y ahí estuve tocando música todo el tiempo”. Añade que “la música me hace muy feliz, aunque en ocasiones ha sido súper frustrante. En algunas oportunidades surgió en mí el pensamiento de dejar la música, pero hay algo que me llevó a seguir y siento que se relaciona al público”. Vale Camila explica que “resulta hermoso ver a personas corear tus canciones. Sentir esa energía es mágico, especialmente porque no es música popular”.

CAMILA BUSCA ABRIR “ESCENARIOS CON ENFOQUE DE GÉNERO Y ABIERTOS A LA DIVERSIDAD. EL UNIVERSO MUSICAL EN CHILE HA SIDO MUY MASCULINO”.

 

UNA VUELTA A LA INDUSTRIA

La pandemia fue dura con los artistas. Las expresiones se alimentan del feedback con las audiencias y al flexibilizarse las restricciones, se hizo imprescindible volver a los escenarios. Esto requirió y requiere ensayos y giras, que pueden distanciar físicamente al artista de sus seres queridos. Vale Camila busca compatibilizar ambos mundos y sostiene que “mis hijos siguen siendo mi prioridad y me necesitan al mil por ciento. Somos una familia súper presente y cuento con una red que me ha permitido coordinar todo”. La cantante, que describe su personalidad como “intensa”, agrega que ha “logrado aprender a ser más paciente, lo que me ha llevado a tener más equilibrada mi vida de madre y mi carrera musical. Para mí, es súper importante darme el tiempo para nutrir la vida personal, espiritual y social”.

Pese a tener representantes femeninas de renombre mundial, como Violeta Parra, la industria musical chilena tiende a caer en el machismo, provocando que procesos creativos sean infravalorados. Frente a ello, busca abrir “escenarios con enfoque de género y abiertos a la diversidad. El universo musical en Chile ha sido muy masculino, pero el espectro comienza a cambiar”. Ella afirma que “el rol de la mujer y las disidencias genera magia y es potente. Es necesario darle una vuelta a la industria; es necesario dejar el ego y el patriarcado y promover un contexto más amable”.

Vale Camila comenta que “facilitaría los primeros pasos de quienes quieran hacer música. Haría que todo fuera más accesible, ya que pasar de amateur a profesional, es sumamente complicado. Requiere tiempo y recursos. Tristemente, muchos se quedan en el camino”. Sostiene que “hay que democratizar los procesos de entrega de recursos, que van en apoyo a los músicos, para que sean permanentes, en favor de quienes realmente desean tomar esto como una carrera profesional. No deberían existir competencias estresantes”. La cantautora concluye con un consejo para quienes están creando música: “No rendirse. Este es un trabajo arduo y eterno, tienes que creer que eres lo mejor y trabajar para llegar a eso diariamente. Una parte importante pasa por vivir la música, escucharla, hablarla y ver espectáculos en vivo. También, buscar apoyo y espacios donde presentarse”.

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