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Arte | Patrimonio

La pluma de un rescate: Fernando Toledo Orellana, “Los amantes de la Patagüilla”

 

Su obra y quehacer cultural por décadas se enmarcó en la creación e interpretación de décimas, tonadas y cuecas. Al faro de la memoria, y como un prolífico folclorista, ha planteado una reflexión permanente por la identidad. Compositor del famoso himno santacruzano “Mi valle de luz” y uno de los fundadores del Conjunto Folklórico Santa Cruz, a sus 71 años sorprende con Los amantes de La Patagüilla, su primera novela, narrando una particular historia de amor que ficciona a partir del hallazgo arqueológico de dos restos humanos de 11 mil años.

POR ESTANISLAO OTEIZA, PAULO ARAYA V. | FOTOGRAFÍA CLAUDIA MATURANA N.

 

Fernando Toledo es in­discutiblemente una institución cultural de Colchagua. El autor y compositor de “Mi va­lle de luz”, himno folclórico de la comuna de Santa Cruz, ha desa­rrollado una importante labor de rescate, conservación y difusión musical de nuestras raíces.

Dedicando más de cuatro dé­cadas a la enseñanza, en 1998, de manos del expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, re­cibió el premio a la Excelencia Docente. El profesor ha sido un pilar en la creación de los grupos folclóricos infantiles, Tradiciones y Semillitas.

Bajo el sello Alamira Editorial, lanzó en diciembre Los amantes de La Patagüilla, su primera novela, basada en un aconteci­miento fúnebre real de los pri­meros habitantes del Valle de Colchagua, relata la vida de nues­tros ancestros.

SEMILLITAS

Toledo tiene 11 hermanos y nació en Cunaco, comuna de Nancagua. A los tres años, “nos vinimos a Santa Cruz, donde he vivido el resto de mi vida. Mis estudios básicos los realicé en la Escuela N.º 54 de Paniahue. Continué la Enseñanza Básica en la Escuela N.º 4, hoy lla­mada María Victoria Araya y mi Enseñanza Media la cursé en el Liceo Santa Cruz”, señala.

El profesor de Educación General Básica, por la Universidad Católica, añade que inició su “labor docente en la Escuela G300 de Los Maquis, donde ejercí durante 7 años. Luego, en el Instituto Regional Federico Errázuriz, trabajé durante 38 años”.

Fernando, ¿cómo surge su vincula­ción con el folclor y las tradiciones?

Fue a los 18 años. Muy tarde si comparamos con lo que ocurre hoy, en que los niños tienen la oportunidad de conocer y prac­ticar música a muy corta edad, ya sea porque en los colegios participan en talleres de música o porque los medios tecnológicos les permiten desarrollar sus habi­lidades y talentos.

Cuando ingresé al Conjunto Folclórico Santa Cruz, donde he sido integrante por más de 56 años – tiempo en el cual tuve el privilegio de dirigirlo por varios años-, empecé a conocer y apre­ciar la música folclórica. Esto me permitió desarrollarme como autor y compositor. Esta vivencia me ha dado grandes satisfac­ciones y me ha permitido trabajar en la creación de grupos folcló­ricos infantiles muy exitosos, como Tradiciones y Semillitas.

 

 

¿Qué importancia le asigna haber creado esos conjuntos y el impacto que han tenido?

Cuando ingreso como do­cente al Instituto Regional Federico Errázuriz, el rector era Monseñor Luis Daza Osorio, quien conociendo mi experiencia en el Conjunto Santa Cruz, me solicitó crear un conjunto folclórico de niños. Así, en el año 1984, nace el Conjunto Tradiciones y luego Semillitas, rompieron todos los esquemas de grupos folclóricos infantiles hasta ese entonces. Destacaban por su picardía y desplante en los escenarios. Con ellos, logramos una importante labor de creación y difusión, in­corporando la poesía popular, a través de versos, decimas y payas, ejecutadas magistralmente por los niños. Tradiciones y Semillitas lograron gran popularidad, con importantes presentaciones en televisión, grabación de Casset y CD, además de ganar dos veces el Concurso Nacional de Composiciones Inéditas de Cueca.

Usted compuso “Mi Valle de Luz”, una obra musical imborrable del imaginario colectivo, que se canta en diversas regiones, ¿qué genera ser creador de un hit?

Me emociona saber que Mi Valle de Luz, ha tocado corazones. Sé que más de una lagrima se de­rrama cuando mi canción logra dibujar a nuestra amada ciudad, en santacruzanos repartidos por el mundo. Como autor es impagable.

Mi labor como autor y compo­sitor, me permitió crear 60 temas, entre ellos, tonadas, villancicos, vals, décimas y cuecas. Sin duda, la más trascendente es Mi Valle de Luz, tonada que compuse por 1986. Fue decretada por la muni­cipalidad, como himno folclórico oficial de Santa Cruz, en 1997. Este tema nace por mi permanente deseo de destacar y poner en valor nuestra hermosa ciudad. En esa postal musical, he querido des­tacar sus lugares y su gente.

 

 

 

LOS AMANTES DE LA PATAGÜILLA

En diciembre de 2024, lanzó su primer libro con Alamira Editorial, cuéntenos de qué trata la obra.

Me inicié un poco tarde en la literatura. A mis 71 años, recién estoy publicando mi primera no­vela. Se dice que nunca es tarde para empezar. Los amantes de La Patagüilla mezcla realidad y ficción. La realidad, está dada por el hallazgo de las arqueólogas Blanca Tagle y Carmen del Río, en el sector de La Patagüilla. Allí fueron encontrados los cuerpos de dos seres humanos, enterrados juntos, hace aproximadamente 11.250 años. La ficción, está repre­sentada en el relato sobre cómo debió ser la vida de esas bandas de cazadores y recolectores, a través de los personajes Patat y Güilla. La novela pretende, al menos, preservar en la memoria de los santacruzanos, este tesoro arqueológico. Si algún día visitas el Museo de Colchagua y observas la réplica de estos seres humanos, espero que también te preguntes, ¿por qué habrán sido enterrados juntos?, ¿cómo habrán vivido estas personas hace 11 mil años?

Escribir una novela como ésta, debió implicar un interesante pro­ceso de investigación.

Me impresionó mucho, cuando en el Museo Colchagua, vi esos esqueletos abrazados y sepultados juntos, hace tanto tiempo. Algo me impulsó a in­vestigar. No sé si fue la posición de los cuerpos o su antigüedad, pero un día decidí visitar el sitio del hallazgo con Luis Vera pro­pietario del terreno, junto a su hijo Manuel. Ellos me contaron los detalles de ese hallazgo y me proporcionaron muchas fo­tografías de los trabajos reali­zados. Luego entrevisté al resto de las personas que participaron de este proyecto arqueológico, entre ellas, Blanca Tagle, Carlos Cardoen, Marcelo Santander, Rodrigo Pardo, Miguel Zúñiga y Mario Henríquez. Todos fueron muy generosos y me entregaron valiosa información de la cual estoy muy agradecido.

¿Cuáles son sus expectativas con esta publicación?

Espero que Los Amantes de La Patagüilla sea leída especial­mente por niños y adolescentes, para que valoren a nuestros an­tepasados y aprendamos a res­petar nuestro patrimonio. Para mantener y preservar nuestra identidad, es imprescindible re­conocer el aporte de quienes nos antecedieron. He querido agregar a mi novela un factor inclusivo, incorporando el Audiolibro, para facilitar que las personas en situación de discapacidad visual, tengan ac­ceso a la literatura.

Fue una gran experiencia y aprendizaje escribir esta pri­mera novela. Me entusiasma seguir rescatando y poniendo en valor nuestras tradiciones, tal como lo hice hace algún tiempo con mis creaciones mu­sicales. También tengo un par de trabajos literarios que es­pero algún día publicar.

Como sociedad, ¿estamos “al debe” con la creación, promoción y difusión de la literatura?

Estamos viviendo en una sociedad que pareciera estar en­ferma, con valores trastocados. La tecnología, que debiera ser una herramienta para enri­quecer el desarrollo humano, muchas veces nos hace esclavos y autómatas, impidiendo mirar lo que pasa a nuestro alrededor. Afortunadamente, hay muchos jóvenes que están aprovechando las herramientas tecnológicas, para incursionar en la creación literaria. Ellos son la esperanza del amor por la literatura.

¿Le falta amor a nuestro país?

Entre las muchas cosas que faltan, están el amor, el respeto y la empatía. Una sociedad sin estos valores, camina hacia el precipicio. Los amantes de La Patagüilla entrega varios men­sajes, sobre cómo estos tres va­lores, pueden crear una sociedad basada en el amor

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