Una armoniosa propuesta entre cafetería, cocina con platos listos y frescos, pastelería, heladería y productos exclusivos, apertura con viento a favor en el centro de Santa Cruz. Con acento italiano, el espacio entrega una estética formidable, lleno de calidez y sabores que invitan a transitar el camino de la tentación. Y ojo, que desde marzo comenzarán con exquisitos almuerzos y colaciones diarias.
POR ÁLVARO TELLO, PATRICIO MORALES L.| FOTOGRAFÍA CLAUDIA MATURANA N. | MAQUILLAJE ISADORA DEPASSIER – @ISAD_MAQUILLAJE
La Pastinella es mucho más que una cafetería. Es un espacio para una pausa ideal. Sí, un espacio de extensa oferta para el paladar, con atmósfera y servicios que amplían las fronteras, con la influencia de Italia y la fuerza del eslogan “sapori d’asporto”, o sabores para llevar, propio de la bota europea. Y es que aquí existe un espíritu de empuje, donde encontrará productos que continuamente asoman como novedad, y esto da cuenta de algo más que preocupación por llenar un lugar. Es más bien la preocupación por quienes los visitan. En sus mesas y en sus vitrinas se nos propone alivianar las agotadoras jornadas de trabajo, simplificar nuestra cocina, experimentar, y a la vez salir del trance cotidiano. Y todo entra por el gusto.
Un sinnúmero de seductoras tentaciones se disponen con la intención de agasajarlo, como un café aromático y fresco, acompañado de exquisitas opciones en pastelería, empanadas, snacks y helados soft para que, en cada bocado, se consienta a sí mismo, a su familia, o a un grupo de amigos.
Prometedora será su oferta de colaciones y almuerzos, disponible a partir de marzo, y de una calidad que este equipo ya viene sosteniendo desde hace años. ¡Consistencia se llama aquello! La apuesta incluye menús variables y económicos que, sin sacrificar la calidad, se adaptan a todos los ritmos de vida, para disfrutar tanto en el local, como llevar al paso.
LA FUERZA ITALIANA
Hay un dicho que dice más o menos así: “Por muy terrible que azote el aguacero, este siempre anuncia al final la salida del sol”. Y esto viene a colación porque la pandemia que comenzó por 2020, significó para algunos el comienzo del declive, en cambio, para otros, fue la oportunidad de crecer.
“Con Bruno, mi esposo, nos dimos cuenta que en la pandemia todos se estaban reinventando. Estábamos en la onda de las restricciones y teníamos nuestro restorán Casa Colchagua cerrado. Una noche lo desperté y le dije: “No, no podemos estar haciendo nada”. Necesitábamos crear una estrategia, un nuevo formato para llegar a la casa de la gente, pues pensábamos que los platos de Casa Colchagua no eran muy comerciales en formato delivery. Me surgió la idea de hacer quiches para llevar a domicilio por encargo. Los publicamos en Instagram y comenzaron a comprarlos. Dije: “Ya, hagamos más cosas. Lo que a nosotros nos gusta, como pastel de jaiba, tiramisú, canelones, lasaña”, y así, nos ordenamos durante seis meses”, explica la empresaria gastronómica Giovanna Vanni, a quien ya conocemos por los clásicos restaurantes Vino Bello y Casa Colchagua.
Ella agrega que “la recepción fue muy positiva, al grado de poner en agenda los días de cocina y reparto. Así nació este proyecto, como una respuesta a un impulso por hacer cosas nuevas”. Recuerda que, residiendo en Italia, deambulaban dos niñas en el restaurante que frecuentaban. “Eran Emiliana y María Rita, las hijas de los dueños, quienes se sentaban con nosotros y cuando las llamaban a comer les decían: ¡Andiamo, a mangiare la pastinella! La pastinella hace referencia a esas pastas pequeñitas. De este tierno episodio, Bruno tomó el nombre, recordando con nostalgia nuestros años vividos en Italia, y nos encariñamos con él”.
La influencia de Italia no se queda tan solo en la marca, y para darle fuerza lo acompañaron del eslogan “sapori d’asporto”, o sabores para llevar. Y para quien haya visitado más de alguna vez aquella tierra mediterránea, esto le hará mucho sentido, porque ya sabrán que locales de delicias o de “servicio d’asporto”, pueden encontrarse en villas, pueblos y ciudades italianas, algo muy tradicional en restaurantes y pizzerías.
Así abrieron las puertas de un primer local. Excelente acogida. El formato funcionaba y los clientes crecían. Después de casi tres años, “la infraestructura de ese espacio, digamos, no se ajustaba a los requerimientos necesarios, pues no contaba con las reglas mínimas para poder conseguir una patente de funcionamiento definitiva que nos permitiera operar como negocio y decidimos cerrar a la espera de un lugar apropiado, que nos ofreciera las condiciones óptimas requeridas”, sostiene Giovanna.
Después de muchos ires y venires, este matrimonio apostó por concretar su vuelta a la escena en Díaz Besoain 146, entrada de Clínica AMASalud, en pleno centro de Santa Cruz, donde los platillos que ya cocinaban y articularon en el tiempo, pudiesen llevarse a la oficina o a casa. Y lo más importante, que la disposición de los productos se organizara como un formato de autoservicio para que un funcionamiento más dinámico.
El proyecto estructural se trabajó en conjunto con los propietarios de Clínica AMASalud, la familia Gálvez e Ibarra, a quienes Giovanna y Bruno agradecen su complicidad y disposición para materializar la idea de La Pastinella. El objetivo fue crear un lugar pensando en la comodidad tanto de sus clientes como de los pacientes. Así, diseñaron un espacio integrado que el público ha sabido valorar.
A solo semanas de su apertura, la oferta comienza a ampliarse, instalando productos para satisfacer ricos caprichos, como wraps de tortillas, ensaladas, sándwich, helados soft, postres, macarons y otras deliciosas opciones. Una experiencia en permanente evolución en un ambiente predispuesto para un grato momento, frecuentar por tentación o tomarse un momento para trabajar.
Seamos majaderos. Esta marca hoy desborda al concepto de una cafetería con bollería y pastelería, porque en su despensa, fácilmente usted podría comenzar, intermediar y hasta terminar el día.
DIVERSIDAD Y EMPATÍA
Un dato. Café por el mañana acompañado por un pastel o tiramisú. O ese tártaro de salmón o carpaccio de atún que se encuentran listos para llevarlo a casa y darse un gustito para la cena. O un té de selección, dulces árabes, sándwich’s o un agua frutal de San Pellegrino.
Todo suma en diversidad en La Pastinella, lo que extrañamente se ve en Santa Cruz. “Tratamos de entregar una selección de productos que no llegan a Santa Cruz, los que conseguimos con diversos proveedores en Santiago y otras regiones, lo que complementamos con preparaciones de autoría propias”, resume Giovanna, mientras dispone en su vitrina una fina bollería recién horneada. A la vez, asoma el grato recuerdo de haber probado una ensalada de pollo, ciruela, quínoa y nuez. Monumental.
Lo que define la congruencia de formatos como La Pastinella no radica en una fórmula, sino un ejercicio de sincera y pura empatía. Se explica. Es bien sabido que en el rubro de la gastronomía hay muy pocas posibilidades. Una, es ofrecer al público lo que para uno resulta ideal, que es lo sencillo y práctico, y hasta lo común. Y la otra opción, es arriesgarse y anticipar lo que a otros podría gustarles. Esa es la jugada más difícil y ante la cual se requiere mayor destreza. Pero cuando esa capacidad viene antecedida y es puesta a prueba diariamente, el público retribuye, agradece, y comienza a asistir en función de lo que el lugar les quiere decir. En ese preciso lugar de íntima preocupación, se encuentra La Pastinella.
CONTACTO La Pastinella:
Instagram: @lapastinella | Dirección: Díaz Besoain 146, Santa Cruz. Costado de la plaza de juegos, a la entrada de Clínica Amasalud. | Horario de atención: Lunes a sábado de 8:00 a 20:00 horas. Sábado y domingo: Por publicar.