La recién asumida presidenta del directorio de RedSalud y ex subsecretaria de Salud Pública, revela los costos que pagó su familia por su exposición durante la pandemia e informa que en los pabellones del sector público, comienzan a trabajar 40 minutos tarde. Además, explica por qué el Copago Cero no termina con las listas de espera y propone una reforma a las isapres, donde las personas de mayores ingresos, subsidien a los que tienen menos.
Por Paulo Araya V. | Fotografía Claudia Maturana N.
Cuando el entonces ministro de Salud, Emilio Santelices, me invitó al gobierno, le dije que no me gustaba la exposición en los medios de comunicación. Él me respondió: Quédate tranquila, porque nadie conoce a la subsecretaria”, recuerda Paula Daza. La pandemia por el Covid-19 generó otro escenario en marzo del año 2020 y la reconocida doc- tora terminó siendo un rostro amable en el dolor, señalando a diario en TV, que tras los números, estaban personas.
A las 4 de la madrugada, Daza le enviaba al Presidente Sebastián Piñera, el reporte diario sobre el avance de la enfermedad. Ella llegaba su despacho a las 7 a.m. y regresaba a su casa después de las 22 horas, para analizar en su computador, las últimas cifras relacionadas a los contagios, mu- chas veces de lunes a domingo. Así eran las jornadas de trabajo de la exsubsecretaria de Salud Pública, cuando el Sars-Cov-2 se hacía tan fuerte. Con su familiar tono de voz pausado y la personalidad acogedora que la distinguen, relata que en ese escenario se vio obligada a “tomar decisiones muy complejas, en momentos de tanta incertidumbre”.
De marzo del año 2018 y hasta noviembre del 2021, estuvo en ese cargo. Su renuncia devino tras unirse, sin goce de sueldo, a la campaña de José Antonio Kast, para la segunda vuelta presidencial. Terminada la elección y hasta el final del segundo mandato de Piñera, fue su asesora en salud y como norte tuvo “generar con- fianza en las personas”, agrega.
Sobre los entretelones vividos en los momentos más difíciles de su gestión, revela que el entonces ministro de Salud, Enrique Paris, “contaba historias divertidas y sacaba sonrisas en nuestro equipo para fortalecer el ánimo. Me entregó mucho apoyo humano y técnico. Siempre me preguntaba cómo estaba. Siempre quería saber cómo estaba el equipo. También fue muy importante el apoyo del Presidente”.
Respecto de las claves que influyeron en su destacada labor, indica que “siempre quise escuchar a todos y viajé de Arica a Magallanes. Tuve errores, pero estar al frente y salir adelante, fue gracias a muchas personas. Conté con un tremendo equipo”. La doctora añade que una de las tareas más demandantes fue “integrar tecnología que entregara cifras de hasta 30 mil personas diariamente, porque se sumaban los contactos estrechos”.
Paula Daza es magíster en Administración en Salud por la Universidad de Los Andes y médico cirujano con especialidad en Pediatría de la Universidad de Chile. También, es diplomada en Administración en Salud por la Universidad de Technion, Israel, casa de estudios superiores inmediata al Monte Carmelo, nombre del que deriva la advocación mariana de Virgen del Carmen.
Casada y madre de 3 hijos, Daza fue doctora en el Hospital de la Fuerza Aérea de Chile y en la Clínica Dávila. Ha sido docente universitaria por una década y hoy es directora ejecutiva de Cips-Udd, centro de la Universidad del Desarrollo, que genera y promueve conocimiento, información, liderazgos y asociaciones, para proponer y contribuir en políticas públicas y programas orientados a las mejoras prácticas en salud en Chile.
Doctora, ¿cómo impactó a su familia, un trabajo tan expuesto y demandante, como el de subsecretaria de Salud Pública en pandemia?
Fue doloroso ver a mi familia afectada por mi exposición en los medios. A veces lo pasaron muy mal por ciertas críticas, algunas infundadas. Nunca quise exponerlos, mi prioridad es cuidarlos mucho.
“FUE DOLOROSO VER A MI FAMILIA AFECTADA POR MI EXPOSICIÓN EN LOS MEDIOS. A VECES LO PASARON MUY MAL POR CIERTAS CRÍTICAS, ALGUNAS INFUNDADAS”.
Para mi hija más lola, de 22 años, fue difícil, porque a veces alguno de sus amigos salía y ella no podía, durante las cuarentenas. Mis hijos mayores le decían: No puedes salir, porque a la mamá le pueden decir algo. Ella fue la más afectada, aunque siempre me apoyó, al igual que sus hermanos. En cuarentena no podía verlos. Me llamaban a diario, bien temprano en la mañana y durante la noche, para saludarme. Me decían: Bueno mamá, si es su deber, estamos con usted. Mi marido siempre estuvo a mi lado. Mi familia entendió la importancia de la gestión, en momentos tan adversos.
Sobre gestión, en algunos centros de Salud Familiar (Cesfam), personas enfermas hacen fila de madrugada para conseguir hora, ¿por qué los alcaldes no implementan call centers?
No es difícil implementar call centers en los Cesfam para evitar filas de madrugada para pedir hora. Hay que resolver los pro- blemas; hay que escuchar a las personas. Lo complejo no es sólo pedir hora. Encuestas de Cips-Udd y Fonasa indican que, en promedio, los beneficiarios del sector público pueden gastar más $37 mil al mes
en medicamentos, pero en los consultorios podrían tener acceso gratis a muchos de ellos. Cuando se les consulta por qué terminan comprando en la farmacia, responden que lo hacen porque el medicamento no estaba en el Cesfam, porque el consultorio estaba cerrado cuando fueron o porque lo necesitaban más rápido.
Chile es uno de los países donde las personas gastan más en salud. En ese ítem, lo más significativo son los medicamentos. En Cips-Udd, estamos elaborando una propuesta que mejora la cobertura en medicamentos, que haremos llegar al Ministerio de Salud.
Otro problema son las interconsultas al hospital, porque en muchísimas ocasiones, las personas tienen que esperar largo tiempo para acceder a ellas. Antes de tener discusiones ideologizadas y pensar en una Atención Primaria Universal, tenemos que mejorar la gestión en los establecimientos públicos de salud.
Hablando de establecimientos públicos de salud, pareciera que el maltrato es recurrente en ellos.
Existe ese problema, de hecho, aparece en una encuesta que realizamos en Cips-Udd. Nadie tiene derecho a tratar mal a una persona que va al Cesfam u otro establecimiento. No hay justificación, menos cuando se trata de la salud. A veces, los funcionarios están sobrecargados y tienen stress. Hay que mirar los problemas del personal de la Atención Primaria y fortalecerlos en su tarea de apoyar a las personas.
LISTAS DE ESPERA E ISAPRES
¿Cómo evalúa el Copago Cero en Fonasa, implementado por el gobierno?
¿La medida soluciona los problemas en salud? No, porque el gran problema son las listas de espera. Muchos terminan en la salud privada, no porque quieran pagar más. Van porque les solucionan rápido el problema. Yo hubiera esperado que para las personas de todos los grupos de Fonasa, existiera ese tipo de medida, pensando en cobertura para la modalidad de libre elección. Nosotros presentamos un proyecto de ley al respecto.
En contexto, hoy todos los que están en Fonasa, se pueden atender gratis en la Atención Primaria. Los que requieren hospitalización No Ges, de los grupos A y B, no tienen que pagar en hospitales, al igual que los mayores de 65 años. Pagan en hospitales, las personas de los grupos C y D. En ocasiones, se puede solicitar anulación de pago.
Antes de la pandemia y hoy, se puede esperar años por una cirugía y el Estado cada vez invierte más en salud, ¿no habrá un problema de gestión dentro de los establecimientos públicos?
Tú lo has dicho, ¡hay un gran problema de gestión en los establecimientos públicos de salud! En la última década y en términos reales, el Estado duplicó el presupuesto en salud, pero en ese lapso, se atendió sólo un 15% más. Asimismo, los pabellones en el sector público, no se usan un 47% del tiempo, según un informe de la Comisión de Evaluación de Productividad. Puede ser porque en el pabellón terminaron media hora más temprano, porque había personal con licencia médica o por dificultades con la maquinaria. ¡Podríamos hacer miles de cirugías más! Estándares internacionales, indican que deberíamos alcanzar un 80% de eficiencia.
“MUCHOS TERMINAN EN LA SALUD PRIVADA, NO PORQUE QUIERAN PAGAR MÁS. VAN PORQUE LES SOLUCIONAN RÁPIDO EL PROBLEMA”.
En los pabellones del sector público, se empieza 40 minutos tarde, en promedio. Se han construido hospitales y equipado pabellones con tecnología, pero con la gestión de recursos de todos los chilenos, no se está dando respuesta. Es fundamental saber dónde están las dificultades y resolverlas.
Pasando al sector privado, ¿por qué hay planes de isapres asociados a la UF, si los sueldos son en pesos?
Las isapres se crearon el año 1981. Ha pasado mucho tiempo y creo que es el momento de hacer modificaciones, para abordar esa y otras materias. Hay que avanzar en una reforma de las isapres, para convertirlas en un seguro social. Eso significa que las personas de mayores in- gresos, subsidien a los que tienen menos, igual que los más jóvenes con los mayores. Los jubilados tienen ingresos más bajos, pero se enferman más y pagan más.
Pensar que las isapres se con- viertan en un seguro social, implica un fondo de riesgo, para que tengamos cobertura universal en el sector privado, con las mismas prestaciones. Existen proyectos de ley al respecto.