Experto en Cibercrimen y con una fructífera trayectoria que suma más de tres décadas al servicio del país, el prefecto inspector conversa con Peperina sobre las diversas acciones operativas en O’Higgins, la positiva evaluación por parte de la ciudadanía, la valoración de denuncias anónimas que han colaborado en el combate contra el narcotráfico en la región y la importancia de la entrada en vigencia de la nueva Ley Naín-Retamal.
Por Paulo Ayala V. | Fotografía Claudia Maturana N.
En una brumosa noche y para saber qué indicaba el sitio del suceso, el policía de antaño usaba una lupa para iniciar su investigación, según las novelas negras. En la realidad y con el paso del tiempo, la tarea policial evolucionó vertiginosa- mente, sumando a la sagacidad del detective, una exigente formación y el uso de nuevas tecnologías, con las que hoy se desempeñan los hombres y mujeres de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), institución que este 19 de junio cumplió 90 años “en la escena del crimen” y se ha destacado por ser pionera en la incorporación de la ciencia a su labor investigativa.
Un testigo privilegiado de esta evolución, es el jefe de la Región Policial de O’Higgins, Marco Olivari León, gracias a sus 32 años de servicio. El prefecto inspector, nacido en Quilpué, tiene entre sus objetivos fortalecer el Modelo de Investigación Preferente (MIP) que debutó en nuestra región y, por su éxito, se ha expandido a lo largo de Chile.
Entre otras misiones, Olivari ha sido jefe de la Prefectura Provincial de Valparaíso y de la Brigada del Cibercrimen de esa ciudad. También encabezó diversas brigadas en el centro y sur del país. El oficial tiene a su mando los siete cuarteles de la región, ubicados en Pichilemu, Santa Cruz, San Fernando, Rengo, San Vicente, San Francisco de Mostazal y Rancagua. En la zona, cuenta con las brigadas de Homicidios, Antinarcóticos, Policía Internacional, Delitos Económicos, Investigación Criminal, Delitos Sexuales y Robo, apoyadas por Laboratorio y Criminalística. Se añade un grupo de dedicación exclusiva, que investiga Apremios Ilegítimos en contexto del estallido social. La investigación del grupo, fue la primera en Chile que derivó en procesados.
Prefecto, la PDI en 2023 ha sido una de las instituciones mejor evaluadas por la ciudadanía, según datos de las diversas en- cuestas nacionales. ¿En qué cree usted que se fundamenta esta positiva percepción?
Ha sido un camino largo y difícil, pero los resultados están a la vista. En el logro, han sido funda- mentales los planes que durante años implementaron los altos mandos. Nos hemos consolidado como una policía científico-técnica y profesional, con alto grado de credibilidad en la ciudadanía.
Nos pusimos metas de gestión con indicadores que nos hicieron cumplir de forma más ordenada nuestra misión fundamental que es investigar los delitos. Ha sido clave estar alineados con nuestro director general y transmitir sus mensajes a nuestro personal subalterno, para que todos converjamos en un mismo objetivo y sigamos mejorando.
¿Qué evaluación tiene de las denuncias anónimas en la región?
Una excelente evaluación. Tenemos muchos aciertos investigativos en microtráfico, tras denuncias anónimas de la ciudadanía. El anonimato tiene la virtud de proteger la privacidad del denunciante. Obviamente, debemos establecer la efectividad de esos hechos y desde ahí, levantar antecedentes. Esto, porque en ocasiones se usa para desviar la atención de los policías.
¿Ha crecido la delincuencia en O’Higgins o es una sensación de inseguridad?
Diría que hay una sensación de inseguridad generalizada, no sólo en la región. Si me preguntas si ha crecido, te podría decir que, si bien no existe un aumento considerable en la cifra, sí ha cambiado la forma de operar de las organizaciones que hoy pueden querer instalarse en la zona. Por ejemplo, antes era poco probable investigar homicidios con arma de fuego, hoy esa modalidad se encuentra instalada y no sólo en O’Higgins, sino que transversalmente. En el caso de este delito en particular tu- vimos una reducción de un 11% en comparación con el año 2021, con seis hechos menos. Obviamente nos gustaría que no existieran, pero la dinámica es así.
En 2022 tuvimos un 13% más de denuncias respecto del 2021, pero hay que pensar que puede estar reduciéndose la cifra negra sobre las víctimas de delitos que antes no denunciaban.
Pensado en definir roles y optimizar recursos, ¿es necesario que sean dos las policías que investigan delitos en Chile?
Sí, totalmente. Si tuviéramos que asumir todas las investigaciones, con la cantidad de hechos que ocurren, no tendríamos la capacidad de cumplir de manera profesional nuestro rol como investigadores. En ese sentido, es importante señalar que la firma del Modelo de Investigación Preferente que se selló junto al Ministerio Público ha venido a apoyar y reforzar nuestra función investigativa, por cuanto nos dedicamos a trabajar en investigaciones más complejas y el Crimen Organizado, que ha intentado instalarse en Chile.
Como experto en Cibercrimen, ¿cuál es el delito más común en el área y qué aconseja para evitar estafas online?
La tecnología facilita los procesos y no hay que generalizar. Es recomendable que al realizar cualquier tipo de contrato, cuando no es posible hacerlo de forma presencial, verificar muy bien los antecedentes de la persona que está realizando el ofrecimiento, pues hay casos en que los datos entregados en páginas web, no son los reales. Por lo general, no fijar montos de una prestación, por la web. Aconsejo verificar siempre que el sitio requerido sea el oficial, y es conveniente no ir al buscador sino que directamente a la dirección exacta de una página, en la barra de dirección del navegador. Nunca traspasar las claves, pues se corre el riego de que una página filtre sus datos. Es común que clonen Facebook e Instagram.
Uno de los delitos recurrentes que hemos detectado es la estafa por falsos ofrecimientos. Se ofrece un producto por internet y alguien lo compra, previo pago del total de su valor. Finalmente, no llega el producto o llega algo diferente. He investigado estafas en las que ven- dieron un iPhone y al comprador recibió un trozo de piedra o ladrillo. Estamos con un pequeño incremento en denuncias como esa. La recomendación siempre es recurrir a un proveedor conocido.
¿Cuáles son sus desafíos como jefe regional de la PDI?
Seguir fortaleciendo el MIP en O’Higgins. En una apretada síntesis, el modelo nos orienta a investigar de manera preferente delitos de alta complejidad y crimen organizado, con grupos especializados, en coordinación con el Ministerio Público. Nos permite generar investigaciones sólidas, concretadas en detenciones. El MIP nos aporta algo fundamental que es la investigación profesional de los delitos, y esto va de la mano con el respeto a los Derechos Humanos y el fortalecimiento de nuestro capital humano. Trabajamos a diario para ser una institución referente en la investigación de delitos. Tenemos la capacidad operativa para combatir al narcotráfico. El crimen organizado siempre busca penetrar en el país, pero esta policía está prepa- rada para enfrentarlo, somos una policía sólida.
¿Cuáles han sido los logros más importantes de la PDI durante el último tiempo, en la región?
En 2022, dos unidades nuestras fueron destacadas a nivel nacional con el premio a la Excelencia en la Investigación. La Brigada de Investigación Criminal de San Fernando, tuvo a cargo una investigación relativa a la modificación y fabricación de armas artesanales y obtuvo grandes resultados. En esa prefectura y con un grupo preferente, se investigó la corrupción en el municipio de San Fernando. Hay varias personas detenidas que incurrieron en delitos graves y que siguen en proceso investigativo. No puedo profundizar más en eso, por razones obvias.
Además, se realizó un procedimiento en Rengo, con el equipo Microtráfico Cero, que irrumpió en 32 domicilios y requisó una cantidad importante de drogas. En esa comuna, también investigamos un robo con intimidación en la tienda Tricot, y con la astucia de los detectives logramos ubicar a la banda completa, recuperando casi el 100% de las especies. Detuvimos a cinco personas, que no proviene de nuestra región. Mucha gente viene a delinquir acá.
Tuvimos logros en el caso “Amarrados”. Eran sujetos que ingresaban a domicilios en distintas comunas de la región, amarraban a las personas y se llevaban todo lo que podían, muchas veces en los vehículos de las víctimas.
Otro delito común es el robo de cobre, donde hemos recuperado más de siete toneladas de ese mineral, en sólo un procedimiento, y acumulado más de ocho toneladas en este período. Este delito es muy perjudicial, porque interrumpe el suministro eléctrico en los hogares, instituciones, hospitales, etc. Además, cuando afectan al tendido eléctrico que distribuye la energía en las líneas férreas provoca una interrupción importante a este medio de transporte que es muy utilizado en nuestra región.
Entre los años 2021 y 2022, en nuestra jurisdicción han ocurrido 86 homicidios de los cuales hemos esclarecido 44 y el resto está en proceso investigativo. Para agilizar esas investigaciones pendientes creamos un Equipo de Investigación Preferente que tiene la exclusividad de estas causas, esperando lograr buenos resultados en un corto plazo.
En líneas generales, todas nuestras áreas de especialización tienen buenos resultados. En todos los casos que te he nombrado, la gran mayoría de los autores están detenidos.
“HEMOS TENIDO MUCHOS ACIERTOS INVESTIGATIVOS EN MICROTRÁFICO, TRAS DENUNCIAS ANÓNIMAS DE LA CIUDADANÍA”.
¿Cómo impacta en la PDI los asesinatos de Carabineros?
Para cualquier persona civil la muerte de un carabinero impacta y nosotros como funcionarios de la PDI no estamos ajenos a este sentimiento. Somos garantes del derecho y juramos ante nuestra bandera combatir el delito hasta rendir la vida si fuese necesario. Claramente que a todos nos provoca una sensación de dolor la muerte de un carabinero, sobre todo cuando ésta se pro- duce cumpliendo su misión. Ese mismo dolor sentimos cuando es uno de nuestros pares víctima de un ataque delictual. Somos detectives 24 horas y los siete días de la semana, sin embargo, también somos personas y detrás nuestro existe una familia, que sufre cada vez que salimos a cumplir nuestro deber.
Creo que todos debemos la- mentar cuando un miembro de las fuerzas de orden y seguridad cae en acto de servicio, pues significa que tras estos ataques hay personas que no tienen control social, que hacen del delito su forma de vida y están dispuestos a todo por conseguir sus objetivos y debemos pensar que como sociedad no hemos estado a la altura para evitar este tipo de actos. Una persona no nace delincuente; se hace delincuente, muchas veces, por el medio en que se desenvolvió durante su infancia, la forma en que se educó y por la falta de oportunidades para desarrollarse.
¿La nueva ley Naín-Retamal, fortalece y protege el ejercicio de la función policial?
Toda norma que venga a apoyar la función policial va a ser positiva, sobre todo cuando nos protege de los agresores, y castiga severamente a quien atente contra la integridad física de un funcionario policial, pero también debemos entender que como policías, somos agentes del Estado, que estamos al servicio de las personas, y como tales, siempre en nuestro actuar debe imperar el respeto irrestricto a los derechos humanos. Existimos para combatir el de-
lito y para perseguir delincuentes, investigamos para reunir medios de prueba científicos que nos permitan acreditar la participación de sujetos en la comisión de delitos y aportar todos los antecedentes a un tribunal colegiado para que los pondere y pueda condenar. Este es nuestro norte, la investigación de los delitos, perseguimos sujetos autores de delitos y siempre en el cumplimiento de esta misión nos vemos expuestos a los riesgos que genera nuestro actuar y, claramente, cuando una ley como la recién publicada N° 21.560, conocida como “Naín-Retamal”, viene a protegernos, es bienvenida.